
La película “La clase” narra, desde un planteamiento escénico muy sencillo, las complicaciones que se producen en las aulas de un instituto francés entre alumnos y profesores.
Primero nos pone en situación; con un simple vistazo a todos los alumnos que aparecen desde la primera escena sentados en sus pupitres podemos observar muchas cosas y entender a que se enfrentarán los profesores en el aula a lo largo de la película. La primera observación sin duda es la procedencia racial de este grupo de alumnos; un crisol de culturas coexiste bajo una relativa normalidad. La segunda de sus características es su capacidad de discordia.
Tras esa breve pero útil presentación empieza la película. Todos los alumnos entran en el aula y el profesor hábilmente, y casi a modo de partido de ping-pong, invierte el orden que los chicos han elegido para sentarse, intentando así neutralizar a aquellos más propensos a desconcentrarse y por lo tanto de revolucionar la clase.
Sin duda la película es un muestrario de todos aquellos problemas con los que el profesor puede encontrarse a la hora de practicar la docencia en un colegio público, problemas a los que nosotros probablemente algún día nos enfrentemos: alumnos que en forma reiterativa intentan burlar las normas las normas como método para ser aceptado dentro del aula, alumnos completamente desmotivados. Como muestrario de problemas también nos indica que además de lo que nos sucederá dentro del aula no debemos olvidar todo aquello que desde fuera revertirá directamente sobre nuestro trabajo, como la relación con el centro y con cada uno de los padres de nuestros alumnos.
Esta película me ha hecho reflexionar sobre todos los elementos que se ponen en juego a la hora de realizar un trabajo tan sumamente delicado como el de profesor. He pensado en realidad algo muy sencillo: la educación es un combate en el que necesitas que los alumnos se unan a ti. Tenemos que conseguir motivar a la vez que enseñar. Debemos exigir, pero sólo conseguiremos resultados de verdad cuando logremos que los alumnos entiendan que la cultura y el aprendizaje tienen un porqué. Sólo cuando aprendamos a interesar se abrirá el camino para empezar a trabajar.
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